Semana Negra. Crónica de un viaje. Viernes 6.
La Semana Negra empieza fuerte. Viaje en el Tren Negro.
Primera hora de la mañana y ya empiezas a darte cuenta de donde estás metido, vagones llenos de autores, artistas y acompañantes. Cámaras, periodistas, genios de la literatura. Y Kenny y Pilar que no vienen. Reparto del A Quemarropa, periódico oficial de las Jornadas y estos dos, dónde se habrán metido. El Tren sale a su hora y no hay posibilidad de retrasarlo. Surge la leyenda negra de que Lorenzo Díaz perdió el tren en más de una ocasión. Por si acaso, Mar y yo, entramos en el vagón.
Nos sentamos cerca de unos autores argentinos, algunos otros mejicanos y nos sentimos arropados por gente que no conoces pero de los que casi seguro guardas más relación de la que crees. Nos asomamos a la estación por última vez…oufh! ahí están!
El viaje tranquilo, echando alguna que otra cabezadita durante el trayecto. El sentimiento de la Semana Negra lo impregna todo. Hasta la coca-cola es Pepsi, aún más negra. Ya sólo faltaban galletitas Oreo para cumplir el expediente. Entretenidos, charlamos y vemos como van rodando una peliculilla de cine negro en el Tren. A nadie le gusta Jodorowsky salvo a Mar y a mí. Ni siquiera a Diego, increíble traductor y hombre de mundo, le gustan sus obras.
Recepción y convite en Mieres…esto marcha! Aparecen los anfitriones y marchamos a Gijón. Recepción popular con la banda de música del Ayuntamiento de Gijón, Recepción del Ayuntamiento, Inauguración de la XX Semana Negra….Reunión de viejos nuevos amigos y poco más, el día ha sido duro y la cama llega pronto. Porque, como le comentaba a Diego, nosotros nunca salimos por la noche.
Primera hora de la mañana y ya empiezas a darte cuenta de donde estás metido, vagones llenos de autores, artistas y acompañantes. Cámaras, periodistas, genios de la literatura. Y Kenny y Pilar que no vienen. Reparto del A Quemarropa, periódico oficial de las Jornadas y estos dos, dónde se habrán metido. El Tren sale a su hora y no hay posibilidad de retrasarlo. Surge la leyenda negra de que Lorenzo Díaz perdió el tren en más de una ocasión. Por si acaso, Mar y yo, entramos en el vagón.
Nos sentamos cerca de unos autores argentinos, algunos otros mejicanos y nos sentimos arropados por gente que no conoces pero de los que casi seguro guardas más relación de la que crees. Nos asomamos a la estación por última vez…oufh! ahí están!
El viaje tranquilo, echando alguna que otra cabezadita durante el trayecto. El sentimiento de la Semana Negra lo impregna todo. Hasta la coca-cola es Pepsi, aún más negra. Ya sólo faltaban galletitas Oreo para cumplir el expediente. Entretenidos, charlamos y vemos como van rodando una peliculilla de cine negro en el Tren. A nadie le gusta Jodorowsky salvo a Mar y a mí. Ni siquiera a Diego, increíble traductor y hombre de mundo, le gustan sus obras.
Recepción y convite en Mieres…esto marcha! Aparecen los anfitriones y marchamos a Gijón. Recepción popular con la banda de música del Ayuntamiento de Gijón, Recepción del Ayuntamiento, Inauguración de la XX Semana Negra….Reunión de viejos nuevos amigos y poco más, el día ha sido duro y la cama llega pronto. Porque, como le comentaba a Diego, nosotros nunca salimos por la noche.
8 comentarios:
qué morriña!!!! qué ganas de estar allí!!!
Sobre todo porque la Semana Negra sigue, pero no para nosotros.
Eso sí, nuestros estómagos lo agradecerán.
Como mola que lo pasarais vosotros peor que nosotros con "nuestro" retraso, esos padrazos que llevais dentro salen cuando hay que cuidar de la Pilarica y el Kenny que siempre andan llegando tarde y perdiendose por ahi.
A ver esas foticos en un zip pa los colegas.
Sí que se os echa de menos...Han sido unos días estupendos.
Hola Enrique;
lamento no haberme podido despedir, pero me perdí con todo el barullo.
Un saludote
Kenny: más que padrazos, yo creo que somos algo repelentes...
Enrique: Opinamos lo mismo.
Vaya dos... No sabía lo del tren. Kenny, ¿has probado a llevar siempre un reloj adelantado para llegar a la hora? A mí... ¡me funciona!
Y efectivamente, Juanan, yo tengo morriña, pero mi estómago no. De hecho ha agradecido mucho la vuelta, jaja. Y también echaba de menos mi camita. Estos hoteles de la castidad asturianos...
Por no hablar de los baños no apto para claustrofóbicos
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